Las lesiones deportivas son, lamentablemente, parte del camino de todo atleta. Para los jóvenes futbolistas, una lesión no solo representa dolor físico, sino también frustración, miedo y dudas sobre su futuro en el deporte. Como padre o madre, tenemos un papel clave para ayudar a tu hijo/a no solo a sanar su cuerpo, sino también a fortalecer su mente durante el proceso y sobre todo a ayudarlo con paciencia a tener un completa recuperación para evitar una nueva lesión.

Reconocer el Impacto Emocional: Mucho Más que Dolor Físico

Cuando un niño o adolescente se lesiona, no solo se enfrenta al dolor físico, sino también a un multitud de emocines que muchas veces pasa desapercibida. Es hasta cierto punto normal que sientan algo tristeza por no poder jugar, ansiedad por lo que pueda pasar con su futuro en el equipo, e incluso enojo con ellos mismos, con el entrenador o con la situación en general. Muchos jóvenes también experimentan un fuerte sentimiento de aislamiento: mientras sus compañeros entrenan, compiten y siguen avanzando, ellos se quedan en casa o al margen, mirando desde la banca.

Este tipo de pensamientos puede afectar no solo su motivación para recuperarse, sino también su autoestima y su relación con el deporte. A esta edad, el deporte no es únicamente una actividad física: es parte de su identidad, de su círculo social y de su rutina emocional. Por eso, como padres, es esencial entender que una lesión no se cura solo con reposo y terapia física; también necesita tiempo, espacio y apoyo emocional para sanar por dentro.

Mi primer consejo entoces es que como padres, escuchemos sin juzgar. En lugar de minimizar lo que sienten (“no es tan grave”), validando sus emociones con frases como: “Entiendo que estés frustrado, es normal sentirse así”.

“El apoyo emocional durante la rehabilitación influye significativamente en la adherencia al tratamiento y en la recuperación funcional” (Podlog & Eklund, 2007).

Mantener la Motivación: Ayuda a Redefinir Metas Temporales

Una lesión puede hacer que nuestro hijo o hija pierda de vista sus metas deportivas, especialmente cuando ve que sus compañeros siguen entrenando y avanzando mientras él o ella siente que se ha quedado atrás. Es natural que se desmotive al no poder participar como antes o que piense que todo el esfuerzo invertido se ha perdido. Como familia, podemos ayudarle a reenfocarse, a poner la atención en lo que sí está en sus manos. Redefinir metas a corto plazo le da estructura al proceso de recuperación y le devuelve una sensación de propósito.

Nuestra experiencia acompañando a jóvenes atletas nos ha enseñado que, cuando se trazan objetivos concretos durante la rehabilitación, el ánimo mejora y se fortalece la perseverancia. Llevar un registro de los avances, por pequeños que parezcan, ya sea subir unas escaleras sin dolor, completar una rutina sin interrupciones, mantener el hábito del hielo y descanso, puede convertirse en un motor emocional muy poderoso. Además, al mantener su vínculo con el equipo, aunque sea desde otro rol, le ayudamos a no perder ese sentido de pertenencia tan importante en esta etapa. Estas acciones no solo impulsan la recuperación física, también refuerzan la confianza y el compromiso emocional con el deporte que tanto disfruta.

Consejo práctico: Crea un “diario de progreso” donde puedan anotar avances físicos y emocionales. Celebrar pequeños logros, como doblar la rodilla unos grados más, tiene un gran poder motivacional.

“Establecer metas realistas durante la rehabilitación mejora el estado de ánimo y reduce la ansiedad en atletas jóvenes” (Evans, Hardy & Fleming, 2000).

Fomentar el Sentido de Pertenencia al Equipo

Muchos jóvenes sienten que dejan de formar parte del equipo al estar lesionados. Aislarse puede afectar su autoestima y su deseo de regresar. Una posibilidad es hablar con el entrenador sobre formas de mantenerlo incluido, ya sea participando como asistente en entrenamientos, llevando estadísticas o apoyando a sus compañeros desde la banca. En nuestra experienca, lo equipos tienden a ser un gran apoyo de amistad para un compañero lesionado, lo que podría ayudar aún más su integración al equipo y su sentido de pertenencia tan importante de fomentar en edades jóvenes, principalment.

📌 Consejo práctico: Asegúrate de que tu hijo/a mantenga contacto regular con sus compañeros. Un simple mensaje de voz de sus amigos puede levantarle el ánimo en días difíciles.

“La identidad de equipo y el apoyo social son factores clave para la recuperación emocional tras una lesión deportiva” (Wiese-Bjornstal, 2010).

Volver Más Fuertes: El Poder del Apoyo Familiar

Acompañar a un hijo lesionado no es fácil, pero tu presencia puede marcar la diferencia entre un regreso inseguro o una vuelta más fuerte y motivada. Con empatía, comunicación abierta y apoyo activo, estarás enseñándole algo aún más importante que ganar un partido: cómo enfrentar la adversidad con valentía y paciencia.
Las lesiones sanan, pero el carácter que se fortalece en estos momentos… ese permanece para toda la vida.